El aire todos sabemos que existe, no lo has visto, no lo has tocado, pero existe. A veces llegamos a sentirlo y oírlo como brisa o vendaval...
Dios es espíritu propio, al que no estamos preparados para verlo mientras vivimos, pero cual ciego que aprende a sentir sin ver, tenemos que sentir a Dios sin verlo.
Lo primero que tenemos que hacer para sentirlo es querer sentirlo. Existen mil formas de lograrlo, en nuestra propia conciencia, en el amor hacia de los demás y en el propio de los demás para con nosotros, en la iglesia, en una buena charla, en la oración, en la naturaleza...Busca la brisa en tú rostro cuando más lo necesites, relájate y sentirás en ella la presencia de Dios cual una suave caricia para calmarte...
Pero lo más importante no es sentir a Dios, lo que de verdad es importante es reencontrarnos con él, lo importante es BUSCARLO, si de verdad quieres lo encontrarás y al final lo sentirás.
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